jueves, 30 de septiembre de 2010

Hipnosis clínica o hipnoterapia

Por Máximo E. Calderón

Para hablar de Hipnoterapia, primero debemos hablar de hipnosis y aprender como el hipnotismo puede producir cambios en la personalidad de un individuo.
Algunos llaman a la hipnosis: mesmerismo, braidismo, magnetismo y otras cosas por el estilo. E
n el transcurso de este escrito veremos como el aura de misterio que se ha querido imponer sobre esta técnica, pudo haber surtido efecto en otras épocas pero en los tiempos que corren, solo genera descreimiento.


La hipnosis muchas veces se ha mezclado con la prestidigitación y la magia de salón, y en tiempos remotos se la ha mezclado con otros rituales mágicos y variadas clases de superchería. Sin ir muy lejos, en nuestro país es muy conocido el mediático hipnotizador Tony Kamo y el aún mas famoso mago Tu Sam, que con la taumaturgia, la superchería y el ilusionismo, generó por un lado cierto interés en el público masivo, pero por otro generó también descreimiento al dedicarse a trucos “no hipnóticos”, que siempre generaron sospechas en cuanto a su veracidad. No en vano en algún programa televisivo había un personaje que se llamaba Tru Chan, emulando al célebre ilusionista.
Aún así, Tu Sam supo dedicar parte de su tiempo al hipnotismo “serio” y muchas personas manifiestan aún hoy en día haber sido tratadas o curadas por Tu Sam a través de las técnicas hipnóticas. Vamos entonces a aprender algo de hipnotismo.

Es conocido por todos que nuestro cerebro funciona al menos con dos estados distintos: la parte consciente y la parte subconsciente. Como ésto tiene mucho que ver con la psicología freudiana y no pretendemos ahondar en ella ya que deberíamos también considerar el inconsciente y otros asuntos mas profundos, nos haremos la idea de que el cerebro en sentido figurado, se compone de dos partes.

1- La parte mental, que piensa, observa y dá órdenes.
2- La parte vital, que ejecuta las órdenes dadas por la parte mental.

La parte mental y la parte vital se encuentran en estado de subordinación una respecto a la otra, en la misma relación que un superior y su subordinado. En todo lo que siga vamos a llamar a la parte mental “parte superior” y a la parte vital, “parte inferior”.
Para influenciar a una persona de acuerdo a las técnicas del hipnotismo, se emplean cinco cosas:

1- La mirada
2- La palabra
3- Los gestos
4- El pensamiento
5- La voluntad

Todos estos factores deben ser fuertes en el hipnotista y deben estar perfectamente controlados. Para ensayar esta fuerza sobre otras personas, es indispensable primero hacer experiencias sobre uno mismo, lograr el autodominio y recién entonces comenzar con el dominio de otras personas.

Cultura de la voluntad

A la voluntad la vamos a considerar en su estado activoy en su estado pasivo. La voluntad está siempre en acción, pero permanece pasiva durante el tiempo que no es puesta en actividad por un pensamiento concentrado. La voluntad se encuentra en estado pasivo cuando nos vestimos, comemos, nos bañamos, vemos TV o hacemos un trabajo habitual cualquiera.

Cuando hacemos una cosa por primera vez, la voluntad es puesta en actividad por el pensamiento, pero si emprendemos este acto varias veces, lo vamos a empezar a realizar por costumbre y sin pensar en él. Vemos que de igual modo la voluntad está, pero entonces ya permanece pasiva.

Si queremos que la voluntad sea activa, es preciso que concentremos muy bien nuestros pensamientos. Cuando están bien concentrados, la voluntad se apodera de ellos y los envía a actuar sobre el objeto elegido de antemano. Obviamente para elegir un objeto es necesario reflexionar bien sobre lo que se hace. Muchas personas fracasan porque quieren conseguir alguna cosa fuera de su poder o a veces también el tiempo es demasiado limitado para conseguir el éxito.

Pongamos el ejemplo de tres hombres que desean llegar a una isla donde hay un tesoro.
Al primero le faltan los brazos y las piernas, pero ninguno de ellos sabe nadar.
A menos que consiguiera ayuda externa, es imposible que el primero llegue a la isla y se apodere del premio.
El segundo después de varios intentos y tragar algo de agua, se desanima y se retira pensando que jamás aprenderá a nadar. Quizá para muchos a este hombre le faltó voluntad, sin embargo no es así. Simplemente abandonó el pensamiento “yo quiero y yo puedo” y su voluntad ha quedado pasiva.
El tercero ha aprendido a nadar y finalmente consigue su objetivo. Es una persona que tuvo voluntad firme y a esa energía la sacó simplemente de una firme determinación, antes de comenzar con las pruebas.

Esa resolución se ha transformado en el pensamiento “yo quiero y yo puedo llegar” y la voluntad apoderándose del pensamiento lo ha convertido en realidad.

Los ojos, los gestos y la palabra

Los ojos son las ventanas del alma. Sin embargo muchas personas para ocultar su verdadero carácter, disfrazan en cierto modo su mirada y le dan una expesión distinta. Es importante saber que por medio de ejercicios se puede cambiar la expresión de la mirada.

Para influenciar a las personas se emplean dos clases de mirada: la mirada magnética y la mirada hipnótica. La mirada magnética es una mirada inmóvil, amable y franca. Es necesario que todos los deseos se expresen en ella por medio de los ojos. Es la mirada del enamorado que intenta conquistar a una mujer. A través de sus ojos desea ganar la confianza y generar un acercamiento.
Si la mirada va acompañada de un suave contacto de las manos, el impulso magnético será todavía mayor y mejores los resultados.

La mirada hipnótica mientras tanto, es una mirada fija en la raíz de la nariz, los ojos un poco mas abiertos de lo normal y acompañados de una absoluta concentración de la voluntad y quietud o control de los movimientos.

Vamos ahora a los gestos de la mano. Para influenciar, los movimientos siempre se hacen de arriba hacia abajo, teniendo la palma vuelta hacia el piso. Para anular la influencia los gestos se hacen con la palma hacia arriba y desde los pies a la cabeza. No hay que creer que muchos movimientos hacen mas efectiva la técnica, al contrario. Además no hay que olvidar que en otras épocas, tantos gestos se usaron para darle un aura misteriosa a ésto que no representa ningún poder especial y es simplemente una técnica.

Finalmente diremos que la palabra es quizá el medio mas importante y eficaz para influenciar a una persona. Por medio de ella se transmite en forma clara y precisa nuestro deseo y nuestro pensamiento a la persona que queremos influír. Pero para que la palabra tenga fuerza, es necesario que sepamos bien lo que queremos decir. Es muy importante tener bien en claro cual es el pensamiento que queremos imponer a la otra persona.

Se debe emitir el habla de una manera clara, firme y con el deseo de hacer aceptar nuestros pensamientos, expresados a través de la palabra.

Como se hipnotiza al cerebro

Según dijimos antes, el cerebro se compone de dos partes. La misión de la parte superior es analizar todo lo que entre al cerebro por la vía que fuere. La parte inferior está destinada a ejecutar las órdenes que le son dadas, ya sea por su propia parte superior o por una parte superior extraña.
Vamos a poner un ejemplo para entender mejor esta cuestión. Supongamos que el cerebro es un gran negocio, una ferretería por ejemplo.

En la puerta hay un hombre muy desconfiado y serio que es dueño del comercio. El en persona se ocupa de la contabilidad y dirige todos sus negocios. Para todo lo que sean los trabajos ordinarios tiene un empleado fiel que ejecuta todas las tareas sin discutir.
El único problema de este empleado es que es excesivamente crédulo, hasta con lo mas inverosímil. Además es extremadamente caritativo y si el patrón no lo vigilara, regalaría a cualquiera las mercancías que le han confiado, ya que ejecuta tan bien las órdenes de su jefe como las de cualquier otra persona.
Obviamente el dueño tiene sumo cuidado que solamente sea él quien dirige el trabajo del empleado.
En el caso que nosotros quisiéramos alguna mercancía de la ferretería, nos sería imposible acercarnos al empleado ya que está celosamente vigilado por el patrón.
Nos queda entonces ganarnos al patrón con nuestro magnetismo personal y pedirle lo que queremos, o influír hipnóticamente sobre él y dormirlo.
La influencia magnética puede muy bien ser realizada utilizando técnicas de PNL teniendo grandes posibilidades de llegar al éxito.

Si logramos esta influencia sobre el patrón (que es la parte superior), y logramos llegar a gozar de su confianza, éste mismo actuando por autosugestión, convencerá a la parte superior de que colabore con nosotros y nos entregue finalmente lo que nosotros queremos.
En el caso de que ésto no se pueda, podemos dormir al patrón (parte superior), y el empleado (parte inferior), ejecutará todas nuestras órdenes, ya que nos verá a nosotros como sus jefes. Eso es el hipnotismo.

Nos vamos preparando

Antes de comenzar a intentar las experiencias hipnóticas, debemos hacer una preparación personal, para que todos nuestros métodos de influencia estén debidamente fortalecidos y entrenados.
Lo primero que tenemos que aprender a manejar es la respiración. La mas correcta es la respiración costo diafragmática abdominal. Es la que mejor ventila los pulmones y la que permite un mayor control de la salida del aire y de la voz.
Los ejercicios respiratorios deben realizarse durante un tiempo y mejor aún, no abandonarlos nunca. Nuestra respiración será cada vez mas controlada, la oxigenación del cerebro será óptima y nuestro autocontrol irá aumentando con el paso del tiempo.
No refiero aquí puntualmente algún ejercicio ya que son muchísimos los que se pueden hacer. Se puede acudir a alguna revista o libro del tema, o preguntarle a algún fonoaudiólogo o profesor de canto, cuales son los mejores ejercicios para aprender y finalmente internalizar la respiración correcta.

Voy ahora al hecho de cultivar el temperamento hasta hacerlo firme e invariable. Esto es preciso para no dejarnos influír por nadie ni que sugestiones perjudiciales que vengan de afuera puedan causarnos daño.
Hay que controlar la impresionabilidad. Ninguno de nosotros era impresionable hasta que a alguien se le ocurrió informarnos de éso. Nadie nació impresionable.
Si un pequeño que está creciendo, vé a su madre actuar con asco porque debe limpiar los pelos de la bañera o encuentra restos de vómito en la puerta de su casa y al rato se pone a vomitar; es muy posible que nuestro niño se torne también impresionable, simplemente por un comportamiento aprendido. Eso no nos debe pasar.

O al entrar en la Iglesia, todos ponen cara de circunstancia y hasta se sienten en cierta forma un poco santos, solo porque los otros están en esa actitud. Y ni hablar del miedo a los cementerios, a las ratas y muchos mas.
El hipnotista debe vigilarse muy bien ya que quien no se controla a sí mismo, nunca podría controlar a otros.

Ejercicios prácticos

A continuación sugiero una lista de ejercicios con distintas finalidades, sin agotar por ello la lista de sistemas o posibilidades y sugiriendo además ahondar en estos temas. Si ello no se pudiera, cabe aclarar que estos solos ejercicios sugeridos, ya son suficientes para lograr un muy buen objetivo. Comencemos:

1- Sentado en una silla, se tomará un vaso con agua y se lo levantará hasta la altura del hombro, con la mano derecha y el brazo extendido.
Con la mirada fija en el vaso cuidaremos que el agua no se agite. Luego se pasará a trabajar con el brazo izquierdo, tratando de llegar progresivamente hasta los cinco minutos de ejercicio.

2- Levantamos el brazo frente a los ojos con los dedos extendidos y ponemos especial atención en que los dedos no deben moverse. Uno a uno veremos que dejan de temblar y así trabajaremos también con ambos brazos y aumentando hasta los cinco minutos.

3- Parados con la cabeza bien alta, con los nervios y músculos relajados, fijamos un punto en la pared y permanecemos si hacer absolutamente ningún movimiento y sin descuidar la correcta respiración.

Estos tres ejercicios son muy convenientes para un correcto dominio de las reacciones nerviosas. Pasamos ahora a ejercicios de autodominio concentrando el pensamiento. Seguimos también con tres ejercicios.

1°- Puestos de pié con la espalda contra la pared a unos cuarenta centímetros de la misma, concentramos el pensamiento en la sugestión “yo me caigo hacia atrás”. Cuando el pensamiento esté correctamente concentrado, vamos a ver que el cuerpo suavemente es atraído hacia el muro. Es necesario que no haya otros pensamientos cruzando por la cabeza al momento de la experiencia.

2°- Esta vez apoyados contra la pared, la concentración del pensamiento estará centrada en que el brazo derecho, debe levantarse solamente por la fuerza de la voluntad.

Cuando finalmente el pensamiento esté concentrado, el brazo suavemente hará movimientos hacia arriba intentando levantarse, sin que nosotros notemos que estamos haciendo ningún esfuerzo muscular para controlarlo.
Luego se trabajará con el otro brazo.

3°- El tercer ejercicio de control es un poco mas duro que los anteriores pero no mas difícil. La concentración esta vez estará dirigida a que el cuerpo se va poniendo rígido lentamente si ningún tipo de esfuerzo y con solo la concentración de la voluntad. Cuando se haya logrado ésto, con la misma concentración se volverá a buscar la relajación.

Es muy importante destacar que a lo mejor estos ejercicios no salen óptimos en el primer día y aunque así fuera, hay que realizarlos en forma periódica para lograr cada vez mas autodominio y control.
Vamos ahora a sugerir algunos ejercicios para la mirada, la cual en el hipnotista debe ser siempre nítida, clara y muy profunda.

1) Tomamos una cartulina blanca de 20 por 20 cmts. y en el centro dibujamos un círculo negro de unos dos centímetros. A la cartulina la pegamos a la pared a la altura de los ojos.
Parados a unos dos metros de distancia fijamos el punto con mirada firme y comenzamos a volver la cabeza de derecha a izquierda sin apartar la vista del punto de mira.
Cuando llegamos a veinte movimientos nos detenemos y comenzamos a mover la cabeza de abajo hacia arriba y viceversa, siempre sin dejar de mirar fijamente el punto del papel.
La duración del ejercicio irá de acuerdo a cada uno y deberá ir en aumento en forma progresiva.

2) Parados en medio de una habitación, extendemos ambos brazos a los costados a la altura de los hombros y con la cabeza inmóvil, buscamos con la mirada una de las manos. Seguidamente buscamos mirar la otra mano, siempre con la cabeza inmóvil hacia adelante. Este ejercicio lo repetimos unas cincuenta veces.

3) Finalmente y para fortalecer la mirada, pintamos de negro la parte interna de un ojalillo de los que usan los escolares (un circulito de unos 4 mm. que nunca se usa) y lo pegamos bajo el entrecejo, en el nacimiento de la nariz.
Luego puestos frente a un espejo, fijamos la mirada en este punto y sin parpadear la mantenemos por lo menos un minuto. De a poco se aumentará el tiempo.
Los ejercicios nunca deben ser realizados con exceso y no necesariamente se realizarán todos los ejercicios, todos los días. Hay que ir variando para no cansarse.

Y ya para cerrar la parte de los ejercicios preparatorios y cubriendo todos los medios utilizables para influenciar a una persona, veremos un par de ejercicios de concentración de los pensamientos.
Estos ejercicios no llegan a configurar una meditación, sino simplemente un paso previo en nuestra preparación para empezar con los ejercicios hipnóticos propiamente dichos.

1- En una habitación a media luz, tomamos en las manos un objeto simple (una taza, un corcho, una vela) y nos figuramos que estamos solos en el Planeta Tierra con ese objeto.
El pensamiento debe estar concentrado en el objeto y así permanecer por al menos media hora, sin permitirle acción a ningún otro pensamiento.

2- Sentados en una silla con los ojos cerrados, elegimos al azar un objeto simple cualquiera. Luego lo empezamos a visualizar como si lo tuviéramos delante de nosotros en forma real y allí lo observamos. Sacamos conclusiones, lo vemos desde distintos ángulos, pero no lo perdemos de vista. Esto debe llegar también a media hora.

3- Este ejercicio deberá hacerse después de dominar los dos anteriores. En vez de un objeto esta vez nos representaremos una persona delante nuestro y hablaremos mentalmente con ella. Podemos concentrarnos en alguna sugestión que le queremos imponer. El mínimo será también de media hora.

Poco a poco iremos incrementando el poder de acción de nuestra voluntad, ya que estaremos dominando nuestra capacidad de concentrar el pensamiento y con ello nuestra voluntad tendrá los útiles necesarios para ser férrea e imbatible.
Después de los ejercicios preparatorios, que seguramente nos demandarán por lo menos algunas semanas hasta habernos preparado adecuadamente, estaremos entonces en condiciones de iniciar las primeras experiencias hipnóticas.

Experiencias en estado de vigilia

No todas las personas son hipnotizables. No todas las personas son impresionables. El mejor sujeto para comenzar con las experiencias debe ser un sujeto impresionable pero que no pierda el control, que no lo tome a chiste y que esté dispuesto a colaborar con seriedad. Obviamente también depende de nosotros generar confianza y seriedad porque si el mismo hipnotizador se está riendo todo el tiempo, no generará confianza y mucho menos credibilidad.

Una vez elegidas las personas deberemos hacer una serie de ejercicios que por ahora los manejaremos en estado de vigilia, pero en caso de querer dormir al sujeto, también utilizaremos como una secuencia preparatoria.
Tengamos en cuenta que ésto no tiene nada de magia y si lo vemos “desde adentro”, quizá algunas de las experiencias nos parezcan triviales pero no por ello dejan de ser necesarias.
Siempre es bueno haber realizado una charla previa de tipo “introductorio”acerca de como puede llegar a funcionar el pensamiento concentrado. En realidad lo que estaremos haciendo al “informar”estas cosas, será simplemente dejar sugestiones en la mente del sujeto a trabajar.
Comenzamos entonces siguiendo una secuencia de ejercicios

a) Caída hacia atrás: colocamos al sujeto a unos cuarenta centímetros de espaldas a la pared y con los ojos cerrados. Le decimos que se relaje, que respire profundamente y que se concentre en las palabras que le estamos diciendo.
Le describimos la posición en la que está y le decimos que su cuerpo se va a sentir atraído hacia el muro y va a caer hacia atrás, cuando le demos la orden.

Seguidamente nos ponemos al costado, colocamos suavemente una mano en su nuca mientras le decimos que cuando retiremos la mano, su cuerpo va a seguir la mano y se va a ir hacia atrás. Esta sugestión la hacemos varias veces, cada vez con mas concentración y con mas firmeza en la voz. Le generamos un estado de expectación y no cesamos de dar la sugestión a la vez que le hablamos cada vez mas cerca y con mas decisión. No lo dejamos pensar.

“No se va a poder resistir” es lo que hay inculcarle con absoluta firmeza. Luego de unos instantes simplemente decimos: “ahora” y retiramos la mano hacia atrás. Vamos a ver que el cuerpo suavemente se ve atraído hacia la pared hasta quedar apoyado.
Aclaramos que siempre ayuda el haber logrado que imperceptiblemente para el sujeto, la nuca hubiera llegado a estar“apoyada” sobre la mano.
Al sacar la mano indefectiblemente el cuerpo tenderá a irse hacia atrás. Pero ésto el sujeto no lo sabe.
Simplemente el primer ejercicio nos sirvió para generar mayor credibilidad y entrega.

Pasamos entonces al segundo ejercicio. Todos estos ejercicios deben ser realizados sin solución de continuidad, ya que siguen una perfecta secuencia con el fin de llegar a experiencias profundas y finalmente al sueño hipnótico.

b) Atracción hacia adelante: Esta vez ponemos al sujeto frente a nosotros, parado con los pies juntos. Le pedimos que nos mire a los ojos, en el punto donde habíamos colocado el circulito de papel y nos mirábamos en el espejo. Ahí lo vamos a fijar nosotros también con la mirada. Es importante que el otro no saque la mirada, no la desvíe.

Le colocamos la mano abierta sobre la cabeza y le decimos que cuando retiremos la mano, se caerá hacia adelante al igual que se sintió atraído antes hacia atrás.
La sugestión la seguimos haciendo siempre con la mirada fija en sus ojos.
Luego de haber concentrado fuertemente el pensamiento por unos diez segundos, seguimos con la sugestión y bajamos lentamente la mano hasta el entrecejo ejerciendo una suave presión, apenas un poco mas fuerte en los laterales de la frente (de paso vamos sondeando si la persona ya tiende a inclinarse)

En ese momento sugerimos dos o tres veces que “ahora se cae hacia adelante” y que no tenga miedo, que lo vamos a sostener y retiramos suavemente la mano.
El sujeto va a caer suevemente hacia adelante y lo sostendremos cuando hubiera avanzado unos treinta o cuarenta centímetros, no mas.
Cuando ya dominamos el segundo ejercicio podemos pasar al tercero.

c) Parálisis de un brazo: elegimos un sujeto que caiga fácilmente hacia adelante y de pie al frente nuestro le decimos que nos mire a los ojos (ya sabemos como).
Hacemos que levante el brazo derecho a la altura de hombro y que cierre fuertemente el puño. Nuestra mirada debe ser firme e inmóvil.
Hacemos unos cuantos pases con las manos por su brazo a la vez que le pedimos que lo ponga mas y mas tenso, mas y mas duro.

Cuando ya estamos seguros de que esta primera parte está completada, con la mirada firmemente fijada en sus ojos y mientras le apretamos sus músculos suavemente le decimos: “los músculos de su brazo están cada vez, mas rígidos. Cuando yo cuente hasta tres, Ud. ya no va apoder doblar el brazo porque está completamente rígido y mientras mas fuerza haga, menos lo va a poder doblar”. Repetidas cada vez con mas fuerza un par de veces estas sugestiones, hacemos el conteo: uno, dos... tres.

Al soltarlo seguimos hablándole cada vez con mas energía y sin soltar la mirada seguimos sugiriendo que mientras mas esfuerzos haga, menos lo va a poder doblar.
Después que el sujeto haya intentado en vano unas cuantas veces doblar el brazo, le pedimos que se relaje y luego de una suave palmada en el rostro, le empezamos a recorrer el brazo hasta que lo relaje totalmente.
Es importante que la mirada se mantenga todo el tiempo fija en nuestros ojos, ya que en esos momentos, se verá imposibilitado de reflexionar y obligado a creer lo que le decimos.
Pasamos ahora al cuarto experimento de la serie.

d) El bastón pegado a la mano: obraremos exactamente igual que en el ejecicio anterior, haciendo que esta vez el sujeto apriete fuertemente un bastón en su mano. Con la misma técnica que antes, haremos que sienta que apretó fuerte el bastón y que ahora no lo puede soltar. Siempre debemos tener cuidado que no deje de mirarnos a los ojos así le impedimos razonar.
El cierre del ejercicio se realizará igual que el anterior y los que siguen.

e) Sujeto pegado a la silla: Obramos de la misma forma, pero esta vez lo que haremos será dejarlo pegado a una silla y le será imposible levantarse.
Pasamos entonces al último de la serie.

f) Sujeto pegado al piso: actuando en la misma forma que en los anteriores, colocaremos el bastón sobre el piso, entre nosotros y nuestro sujeto. Con la mirada firme y plena autoridad en la voz, paso a paso lo llevaremos a sentir que está pegado al piso y no puede saltar sobre el bastón. Las recomendaciones son siempre las mismas para todos los ejercicios.

Una vez que hemos dominado ya estos ejercicios, recién podremos sentirnos preparados para nuestras primeras experiencias de sueño hipnótico.

Inducción al trance hipnótico

Existen infinitos métodos para producir el sueño hipnótico, y quizá sean tantos métodos como hipnotizadores existan. Sin embargo dejaré sentado aquí un solo método, que puede servir a aquellos principiantes que luego experimentarán por sí solos, distintos sistemas personalizados de acuerdo a su gusto.

Ponemos al sujeto de espaldas a la luz, en una silla un poco mas baja que la nuestra. Mayor influencia nos dará poner sus piernas entre las nuestras.
Recomendamos al sujeto o paciente que se relaje, que respire profundamente y que se entregue al sueño. Le tomamos firmemente las muñecas con nuestras manos y adelantando ligeramente la cabeza lo miramos fijamente entre los ojos y le decimos que no debe apartar su mirada de la nuestra.
Comenzaremos con las sugestiones verbales, que deben ser hechas con voz monótona pero firme y con autoridad. A modo de sugerencia podría decírsele algo así:

Yo quiero que Ud. duerma y Ud. va a dormir - Ud. va a caer en sueño muy profundo -Su cuerpo está relajado, sus párpados están pesados - Ud. ya no vé claro, sus párpados se humedecen - Necesita cerrar sus ojos y entregarse al sueño - Cierre sus ojos... duerma profundamente

Estas sugestiones las repetimos mientras el sujeto permanezca con los ojos abiertos.
Cuando cierre los ojos suavemente soltaremos las muñecas y le haremos unos pases magnéticos, lentamente desde la cabeza hacia la cintura y sin tocarlo.
Seguimos las sugestiones:

Duerma, duerma profundamente - Entreguese al sueño cada vez con mas placer - Entréguese al no pensar y deje que sus pensamientos se vayan diluyendo - Ansía cada vez mas lo que está ocurriendo -Duerma

Estos métodos pueden variar y obviamente deben ser tan personalizados, como lo necesite el hipnotista. Es mi sugerencia crear un método propio e ir perfeccionándolo con el tiempo.
Una vez que hemos sido capaces de inducir el trance hipnótico, recién ahí estaremos en condiciones de comenzar con lo que es la hipnósis terapéutica o hipnoterapia.
Cuando el sujeto está dormido, podremos provocarle ilusiones o alucinaciones. Su parte superior está dormida pero su parte inferior está en nuestro poder. Totalmente dispuesta a obedecernos.

Yo en lo personal sugiero aprender a hacer este tipo de juegos con distintos sujetos, antes de dedicarnos plenamente al hipnotismo curativo. Aún así dejaré en manos de la imaginación todas las cosas que se pueden hacer con una persona hipnotizada y me remitiré a la Hipnoterapia.

Hipnosis terapéutica

Finalmente hemos llegado al meollo de la cuestión, a lo que en esta oportunidad nos ha convocado que es el lograr trabajar en hipnoterapia. Ha sido necesario primero recorrer los pasos previos y aprender a hipnotizar, antes de aprender a curar.
Sin embargo el tema de la hipnoterapia ya está resuelto y es bastante simple. Bastará dormir al sujeto para provocarle cambios en su psiquis o inclusive en el funcionamiento de su cuerpo físico, con la sola consigna de dejarle grabada la nueva información y el nuevo condicionamiento en su “parte inferior”, que creerá que está cumpliendo órdenes de su propia “parte superior”.

Es importante no explicarle muchos detalles al paciente, de cuales son las sugestiones que se le dieron al momento de la reprogramación hipnótica, ya que su propia parte superior podría sabotear lo que nosotros hemos “sembrado”. Simplemente el sujeto se entregará para que nosotros lo tratemos pero nosotros no le daremos muchos detalles de que es lo que ocurre en su psiquis y mucho menos hablarle del tema de la parte superior, la parte inferior y la reprogramación que le haremos. Eso solo le causaría un perjuicio.

Es importante en la anamnesis que el paciente nos explique bien que es lo que padece o siente, y que lo diga con sus propias palabras ya que así es como él lo entiende y así sera que nosotros deberemos trabajar.

Podremos trabajar sobre múltiples trastornos, entre ellos: fobias, miedos varios, la timidez y la autoestima, sobre el dejar algún vicio nocivo como es el fumar, sobre algunos tics molestos, sobre problemas del habla de orígen psicógeno y hasta algunas enfermedades orgánicas. Para ésto último el terapeuta deberá tener sobrados conocimientos de patología y también de anatomía y fisiología, ya que de no ser así, las sugestiones a implantar no serán las correctas y el cuerpo puede no responder.

Si la técnica es realizada en forma correcta y muy bien planificadas las sugestiones, el enfermo se curará en una sola sesión y en forma instantánea, sin embargo a veces el enfermo vuelve a caer en su problema y entonces es importante que consideremos lo siguiente.
Cuando hemos despertado al enfermo, el pensamiento fuertemente sugerido será tomado y utilizado por la voluntad. Sin embargo es posible que algún tiempo después el sujeto no crea que lo hemos curado y ese pensamiento pase a trabajar constantemente en su cerebro. La repetición constante hará desaparecer de a poco el pensamiento que hemos instalado y como la voluntad se apodera siempre del pensamiento mas fuerte, comienza de nuevo su trabajo dañino.

Para que ésto no pase es muy importante lo que antes destaqué de la calidad de las sugestiones. Deben ser realizadas “en forma correcta y muy bien planificadas”. Por ello si queremos tener éxito en la curación de las enfermedades no deberemos prestar especial atención a la enfermedad misma, sino a los pensamientos del enfermo y a partir de allí elaborar las sugestiones convenientemente adecuadas a la creencia del paciente.

Finalmente debo decir que mas allá de la inmensa satisfacción que se puede tener al curar tan rápidamente a alguien con la hipnoterapia, no debemos creer que somos nosotros los que hemos curado al paciente.
Es la propia voluntad del enfermo la que hizo el “milagro”, simplemente utilizando los pensamientos que nosotros implantamos en su cerebro.